La ciudad de Toledo, a lo largo de su historia, ha reconocido el valor del río Tajo como fuente de vida y patrimonio cultural. Considerado como un elemento vital en la conformación de la ciudad, enriqueciendo su historia, cultura y economía. El Tajo permitió el desarrollo de la agricultura en su vega, de su industria y brindó el suministro de agua potable a su población.

Actualmente, pese al mal estado de sus aguas, el Tajo sigue representando el impulso vital, cultural y patrimonial de la ciudad, gracias a su impresionante legado histórico, sostén de una gran parte de su actividad económica.

Desde un punto de vista paisajístico, el Tajo contribuye esencialmente a la belleza escénica de Toledo. En el recorrido de sus aguas el paisaje nos va ofreciendo unas vistas panorámicas incomparables, reconocidas a nivel mundial, y que son un atractivo esencial en el turismo que sostiene a la ciudad.

Sabemos que los ecosistemas de ribera ofrecen servicios y beneficios a las poblaciones que se asientan a su alrededor, protegen de inundaciones, ayudan a mitigar el efecto isla de calor, actúan como sumidero de CO2, conservan la biodiversidad y ofrece oportunidades recreativas.

Lamentablemente, hoy en día, el Tajo a su paso por Toledo, se convierte en una balsa continua de agua sucia y contaminada. El estado actual del río se debe como principal causa, admitida por las propias instituciones, al gran número de vertidos que soporta y el aporte de las aguas contaminadas de los ríos Jarama y Guadarrama que recogen las residuales de los pueblos del cinturón sur de Madrid, con escasos y poco eficaces sistemas de depuración. La segunda causa es la motivada por su escaso caudal debido al trasvase Tajo-Segura, cuyas aguas buenas son derivadas desde los pantanos de cabecera de Entrepeñas y Buendía. El estado de contaminación es fácilmente visible por las espumas que se generan en algunos tramos a su paso por Toledo. Se pueden observar las riberas degradadas como consecuencia del nulo desarrollo sostenible de la urbe que lo rodea. Y aquí hemos de señalar la responsabilidad inequívoca de las administraciones local y autonómica.

El cuidado del río por parte de la administración local se limita a mantener más o menos limpia la senda ecológica en su margen derecho, entendiendo en ocasiones que una senda limpia es aquella en la que se debe cortar o podar cualquier planta que moleste al viandante o afee la zona sin tener en cuenta la especie, endémica, en peligro o protegida o que simplemente sustenta la vida de pequeños animales, anfibios, insectos, aves…

Garantizar el equilibrio y un funcionamiento adecuado de un espacio natural como nuestro Tajo, brinda beneficios tanto al ecosistema, como a las comunidades que lo habitamos y formamos parte de él. Una gestión sostenible y adecuada debe ser principio fundamental de la actuación administrativa local y regional.